viernes, 5 de noviembre de 2010

Este dia los quiero saludar aternamente.

Por acá y por allá los veo a diario. Sus gestos, sus caras, quizás sus pensamientos en las distintas miradas me dicen muchas cosas. Una de esas cosas podría decir que son necesario para que pueda seguir en esta misa y celebrar con Uds. una etapa celestial que el Señor me puso ante mi para transitar con un rebaño en este valle.
Muchachos, hijos mios, hermanos del alma y de alguna bebida esquizofrénica y excitante, porque no afrodizíaca... mis saludos desde mi templo, la casa de todos Uds. . . . pago esta ronda para celebrar